El artículo entra a fondo en el análisis de cómo la apelación permanente a los valores y a la pérdida general de los mismos se adivina ideológico e intencionado y es utilizado para reducir el espacio de la política y del debate acerca de otros aspectos más importantes en una sociedad democrática. Una sociedad que, por otro lado, se caracteriza por su complejidad. Esta utilización resulta más efectiva debido quizás a la existencia de una cultura política débil en nuestra sociedad.Innerarity expresa en el artículo que frente a la lógica de los derechos y deberes el debate, además, se centra y se reduce a valores tradicionalmente conservadores que giran en torno a conceptos como: familia, seguridad, patria, vida, orden, autoridad, mérito. En este sentido, el autor, expresa la existencia de una concesión intelectual por parte de los progresistas a los conservadores a los que les correspondería poner en el debate político otros valores como son: servicio público, universalidad, libre consentimiento, responsabilidad, solidaridad.Según el autor si existe este debate sobre los valores es sin lugar a dudas porque se los respeta y valora pero la apelación reiterada a la pérdida general de los mismos puede servir para poner en cuestión los derechos de algunos.Es, por tanto, obvio después de la lectura y reflexión sobre el artículo de Innerarity hacernos algunas preguntas:
¿ Hay en esta invocación a los valores la intención de socavar los derechos y libertades de las personas?.
¿ La apelación reiterada a la falta de valores está intencionadamente programada para desviar nuestra atención hacia el debate sobre "el valor de los valores" en una sociedad caracterizada por su heterogeneidad y complejidad ?.
¿ Los valores tradicionales apelan a un pasado de realidades sociales aparentemente más homogéneas y es deseable revisarlos en un presente de realidades sociales más plurales y complejas?.
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